Cerro de Piñuecar
Tipo de ruta: Circular. Recorrido: 4 kms. Duración: 2:30 horas. Desnivel: 160 m. Dificultad: Baja. Llegada a Majadahonda sobre las 14:00 h.
La subida al “Cerro de Piñuécar” con una altitud de 1.221,61 metros, no supone un ascenso destacable por el desnivel salvado (159 m), sino el acceso a una atalaya cuya privilegiada situación en medio de un valle rodeado de montañas hace de este punto un observatorio único desde el cual se pueden divisar la “Peña Cebollera” o “Pico Tres Provincias”, La Sierra de la Cabrera, Peñalara, etc. En la cima de este cerro se encuentra, además, un bunker de la Guerra Civil que se encuentra en buen estado de conservación.
Desde el Ayuntamiento se sale a la carretera que atraviesa el pueblo, y la tomamos en dirección a la autopista (a la derecha). Subimos por ella unos 150 metros y antes de llegar al restaurante “La Vaca Gandula”, cogemos un camino hormigonado que sale a la izquierda. Seguimos ese camino hasta llegar a una bifurcación, desde la que vemos, a unos 50 metros, el cementerio de Piñuécar.
Tomamos el camino de la derecha y pasamos por delante del cementerio, y seguimos hasta llegar a la base del cerro, por el mismo camino, que ahora está rodeado por paredes de piedra. En un punto en que el camino se estrecha bastante, comenzamos a subir hacia el cerro, dejando el camino.
Subimos rodeando la pared de piedra, primero por una pequeña torrentera, y después, sin dejar la pared, por un cantuesar, hasta que la pared se une con un cerramiento de alambre y postes de hormigón. Cruzamos la portera o zarzo existente y subimos campo a través por cualquiera de las veredas de ganado que hay en la ladera, hasta llegar a la cima.
Una vez en la cima, visitaremos el bunker, descansamos y disfrutaremos del paisaje, tras lo que regresamos por un camino diferente campo a través cruzando prados ganaderos, bajo la atenta mirada del ganado vacuno, hasta regresar al pueblo donde realizaremos la típica visita turística al potro , la fragua , el reguero, la iglesia y lo que cada uno le apetezca
Entre Buitrago de Lozoya (republicano) y Piñuecar (nacional) se formo la primera línea de fuego del ejército republicano, cuando, respaldados desde las posiciones de la finca del Bosque y de los altos del Portachuelo, el cerro Boyero y el Picazuelo, se impidió a García Escámez proseguir su avance sobre Madrid desde Somosierra.
El imponente cerro de cabeza Piñuécar, era donde se encontraba el puesto de mando de Gª Escámez durante las batallas de Somosierra. En las laderas de la Retamosa, y en otras pequeñas alturas en línea hacia Gandullas, se levantan una serie de fortines y trincheras del ejército nacional, sorprendentemente a escasa distancia de las posiciones republicanas.
UN POCO DE HISTORIA
El Señorío de Buitrago, perteneciente al excelentísimo Señor Duque del Infantado, constaba de 32 pueblos entre los que se contaba Piñuecar, Ganduñas y Bellidas. Todos formaron parte de la intendencia de Guadalajara hasta 1787, en que son citados por el Conde de Floridablanca como pertenecientes a la provincia de Madrid. Esta característica en comun al territorio que abarca la “Sierra Pobre” de la Comunidad de Madrid, denominada así a pesar de la belleza de sus paisajes y de su arquitectura popular.
Aunque se desconoce la fecha de su fundación, parece demostrada su repoblación después de la Reconquista, por ganaderos de Buitrago, pasando en el siglo XIV a depender de la Casa de Mendoza, manteniendo esta dependencia hasta el siglo XIX.
A mediados del siglo XVI su población era de 54 vecinos, en el siglo XVIII de 125, la mayoría labradores y jornaleros, y ya a comienzos del XX eran 328. En la actualidad tienen una población de 75 habitantes.
No consta que hubiese industria artesanal ni de otro tipo, por lo que la ganaderia de ovino, bovino y yeguar, así como el cultivo de legumbres, el centeno, la cebada las patatas, el lino y algo de trigo, fueron la base de su economía.
Su estructura arquitectónica, típicamente rural, gira alrededor de la iglesia de San Simón, con manzanas irregulares intercalando casas y construcciones agropecuarias, siendo la piedra el elemento constructivo principal, tanto de sus edificios como de las fincas que lo rodean, cerradas con espléndidos muros de piedra. La fragua y el potro aun existentes, así como la reguera que cruza el pueblo nos recuerdan el pasado agrícola y ganadero.
LAS FOTOS
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